El otoño comienza en septiembre bajo la influencia de Virgo y ¿qué significa esto? que nuestras tendencias durante este período, aunque no seamos nativos del signo, se verán de alguna manera influenciadas por su energía. Sería conveniente saber que en este mes nos viviremos más analíticos, cerebrales y prácticos que de costumbre. Y sentiremos la imperiosa necesidad de hacer aportes que resulten útiles. Puede que de pronto tengamos un poco de angustia por querer dar un giro a nuestra vida y mejorar u optimizar resultados. Es una buena época para revisar proyectos que aportan trascendencia y decidir en qué queremos implicarnos.

Nutrientes que el cuerpo necesita especialmente en esta época: aminoácidos y minerales como magnesio, fósforo, azufre, zinc, cobre y potasio. Imprescindible en esta época son B12 y omega3, sin olvidar la B6, que es indispensable para el buen funcionamiento del cerebro.

Órganos y vísceras más débiles: Estómago y bazo.

Es el mejor momento para armonizar el sistema digestivo y aportar a nuestro organismo todos los minerales perdidos durante el verano. Los alimentos más apropiados serán los que están en contacto con la tierra y los que tienen color amarillo o anaranjado, por ejemplo: la calabaza, la zanahoria, el mijo, manzanas, uvas, etc… Los germinados contienen más enzimas que las frutas y los vegetales crudos, lo cual permite que el cuerpo consiga más vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos esenciales. Los germinados ayudan a la regeneración de las células sanas, y tienen un efecto alcalinizante.

Evita el azúcar y los granos para normalizar los niveles de insulina y leptina. El azúcar causa inflamación crónica, lo que altera la función inmunológica normal del cuerpo; esto puede causar grandes estragos en el cerebro, tan susceptible en esta época. La glucosa tiene un impacto inmediato sobre las células cerebrales, produciendo cambios rápidos en el estado de ánimo y a más largo plazo en el comportamiento.

El DHA es uno de los ácidos grasos de omega3, que se encuentra en el pescado; el cerebro es altamente dependiente de el. Los bajos niveles de DHA están relacionados con la depresión, pérdida de memoria, esquizofrenia y alzheimer.
La vitamina D, nos ayudará en nuestro estado de ánimo. Un estudio encontró que las personas con los niveles más bajos de vitamina D, eran 11 veces más propensas a tener depresión que el grupo que estaba recibiendo suplementos nutricionales.

Si os interesa indagar en este tema, os recomiendo el Blog de Joaquina Fernández, una experta en la materia y, siendo un tema tan amplio, ella sabe sintetizar la información y pasárnosla para que podamos entender y asimilar los conceptos fácilmente.

El trío de superalimentos: jengibre, cúrcuma y zanahorias.

Los nutrientes contenidos en el jengibre, la cúrcuma y las zanahorias hacen a estos, alimentos muy importantes en el contexto culinario; además, sus poderes curativos han sido reconocidos tanto en la medicina china como en el Ayurveda del este de la India por milenios. Se les asigna el título de “superalimento” porque sus reconocidas cualidades sobrepasan con mucho a las de otros alimentos de su mismo rango.

La curcumina ayuda a proteger el cerebro y desintoxica de metales pesados. Se estima que éste componente contiene alrededor de 150 diferentes beneficios terapéuticos, entre ellos aumentar la inmunidad, proteger el corazón y moderar los efectos de las enfermedades autoinmunes. El gingerol en el jengibre puede matar células cancerígenas, ayuda a la digestión y calma tanto el estómago como el tracto intestinal; también se ven mejoradas las funciones cognitivas. El betacaroteno de las zanahorias conserva la vista, células sanas, la piel y ayuda a controlar la producción de proteína. Es también un poderoso antioxidante.

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